Reseña del libro "Tu Deseada Boca"
Una mirada regadora de metáforas: Tu Deseada Boca Por el Maestro Dalmiro José DuránEmpezar atado a un canto explícito al AMOR no es tarea fácil para quien pretende expresar su experiencia emotiva frente a una obra literaria que desde sus inicios riega metáforas como expresión sublime de letras convertidas en sentimientos, amor y solidaridad y, por supuesto, en erotismo sugerido desde su propio título: Tu Deseada Boca.GUILLERMO BELTRÁN VILLANUEVA es el poeta que logra ese milagro, solo posible, cuando la palabra abre el alma para que sean manantiales de luz lo que se plasme en el papel en blanco, tal ideal aclamado por los mismos dioses fareros: "Es la canción de la vida/al vaivén/de un triste tango/"... Y solo ese preámbulo invita a una caminata -aperturadora ella misma de sus propios andares- una vez que uno se va identificando con los retratos poéticos que allí se despliegan, retratos de auto versar las utopías posibles: "La comisura de tus labios/atraen las metáforas contiguas/de tu encanto/aún sin sonrisa/es como el aletear de un mundo subconsciente/que abstrae las imágenes del Arcoíris/para construir un cielo/ esplendoroso de alhelíes./"En una oportunidad, el cantautor Joan Manuel Serrat afirmó "Amor no es literatura si no puede escribirse en la piel", en otras palabras, el amor no es para teorizar sobre él, sino para vivirlo, para hacer que sea una autoconstrucción vivible e instalable en la memoria, ese armario que al final resulta encarnar el espejo de lo que somos...Y me atrevo asegurar que Guillermo Beltrán Villanueva se ha paseado por allí, en tanto, ese arte de la brevedad poética ensayado a todo dar en este poemario sobre el que reflexionamos deja entreverlo en su máxima expresión: aquí las vivencias se inician y fundamentan en una Deseada Boca... y la pintura labial siempre lleva algo del rojo que despierta la pasión que hizo que se declarará a puertas abiertas el edén...algo que estuvo allí y los dioses más antiguos abrieron los ojos fue: "La alondra del desvelo/Fue hilando los poemas/desfasando la memoria/de los entretiempos/para zaherir la calma/ y la presencia/de tu deseada boca./"Y este recorrido por letras que me llevan a pasear desde este puesto por la ciudad sonámbula me hace, de inmediato como sentido de sobrevivencia, tatuar palabras del gran poeta uruguayo Mario Benedetti: "Ya casi es hora de que empiece a dedicarte mi insomnio."... Y esta precisión se cuela porque cuando uno se ha instalado en "Tu Deseada Boca" el dormir se hace difícil, ya que hay que pasar cientos de horas cotejando si uno ha podido, a su manera y sin plagios, asentar en la sien de una MUJER un solo verso de amor real, no importa, si haya sido sobre una alfombra o sobre la hierba de un solar. Haber logrado, por ejemplo: "Mientras ansiosa el alma/concreta su mirada/en la deseada calma/de tu deseada boca/" Sabía Guillermo Beltrán que lo que invade sin preguntar entra por allí, una vez que le ha pedido permiso a los ojos? Me imagino que sí, ya que, nada más y nada menos, llega a solicitarle a esa sirena cómplice con esa magia que torna tahúres a los grandes poetas que le dé "al menos la sonrisa de sus labios".
