Reseña del libro "Ulisea 2076"
Desde el título y los epígrafes puede advertirse que el conjunto de narraciones ensaya una reescritura libre y experimental de la Odisea de Homero. La torsión más deliberada fue evitar el motivo del retorno. Por otro lado podría leerse cada texto de forma independiente y autónoma, dejando de lado la referencia clásica y cualquier intención unitaria. Las narraciones se titulan: Ischigualasto, Vacilaciones, Termas de Epecuén, Camino por las paredes, La Isla, Esquiva, Días alciónicos, Seguridad, En remolinos, Live touch, Las quebradas, Oniscidea, Cantos y zumbidos, Nieblas, Los Seismiles, Viaje a Huautla, De plantas y zombis.Prólogo (María Mensi). Escribir en el desierto.Velada, pero siempre presente, la Odisea. En su texto, Etcheverry exhibe abiertamente su propia lectura de este clásico, y es justamente sobre ella que la pericia de este autor teje sus propias tramas, a través de una escritura elíptica, que deja que la peripecia de Ulises aparezca como una nueva epifanía, cumpliendo la misión específica de toda obra clásica: poder ser recreada, resignificada...Si hay algo que debe destacarse de esta obra, es una estrategia estética que lleva a revalorizar un bien tan devaluado hoy, como lo es el de la lectura y especialmente la de los clásicos. Las lecturas de Luis M. Etcheverry se revelan a través de su escritura, gestándola, nutriéndola... pariendo un escritor legitimado por la autenticidad de un estilo propio y singular, que vuelve a manifestarse, refundando esta vez, como lo hizo con la Odisea, un espacio conocido como Catamarca, enrareciéndolo, extrañándolo, a partir de la mirada de sus personajes y de una narración alusiva por elusión, característica de los clásicos y hasta de los textos místicos, que plantea dos escrituras: una visible, evasiva, pero que no por ello deja de insinuar a la otra, la invisible. Una narración poética en la que el lector debe "escribir" con su lectura lo "no dicho" por el autor, en un "paisaje desértico", virgen de escritura. ("Termas de Epecuén").Esto nos habla de un creador confiado en la gracia de su don: escribir a partir de su deseo errático ("La isla"), y desde el que pareciera invocar sin prejuicios, (parafraseando a Sarmiento): Sombra terrible de HOMERO, voy a evocarte, para que sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble HOMBRE! Tú posees el secreto: revélanoslo!